El Real Decreto 56/2016, de 12 de febrero, por el que se transpone la Directiva 2012/27/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 25 de octubre de 2012, relativa a la eficiencia energética, en lo referente a auditorías energéticas, tiene por finalidad el impulso y la promoción de un conjunto de actuaciones a realizar dentro de los procesos de consumo energético que puedan contribuir al ahorro y la eficiencia de la energía primaria consumida, así como a optimizar la demanda energética de la instalación, equipos o sistemas consumidores de energía, además de disponer de un número suficiente de profesionales competentes y fiables a fin de asegurar la aplicación efectiva y oportuna de la citada Directiva.
El objeto de este real decreto es el establecimiento de un marco normativo que desarrolle e impulse actuaciones dirigidas a la mejora de la eficiencia energética de una organización, a la promoción del ahorro energético y la reducción de la emisiones de gases de efecto invernadero, que permitan contribuir a los objetivos de la Unión Europea en materia de eficiencia energética.
Dicho real decreto define el concepto de auditoría energética del siguiente modo:
“Todo procedimiento sistemático destinado a obtener conocimientos adecuados del perfil de consumo de energía existente de un edificio o grupo de edificios, de una instalación u operación industrial o comercial, o de un servicio privado o público, así como para determinar y cuantificar las posibilidades de ahorro de energía a un coste eficiente e informar al respecto. En el caso del transporte, la auditoría energética sólo se referirá al transporte vinculado a la actividad de la empresa.”
Asimismo, se establece que las auditorías energéticas deberán ser realizadas por personal con la formación y experiencia suficiente en la realización de estudios energéticos y toma de medidas; los llamados auditores energéticos.
Además, las auditorías energéticas deben ser realizadas conforme a la serie de normas UNE-EN 16247, o, en su caso, por las futuras normas autorizadas por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo, que las sustituyan.
FASES DE ACTUACIÓN DE UNA AUDITORÍA ENERGÉTICA
En primer lugar, el auditor solicitará a la organización la información necesaria para caracterizar energéticamente la instalación, conocer los equipos existentes, el sistema productivo, y así poder orientar el resto de fases del estudio optimizando todos los recursos.
Entre la documentación habitual que se solicitará a la empresa, cabe citar:
-Facturación de los suministros energéticos: electricidad, agua, gas…
-Datos generales: usos, ocupación, superficies, datos de contacto, etc.
-Planos de las instalaciones: alumbrado, climatización, esquemas unifilares, etc.
-Planes de mantenimiento y revisiones: maquinaria, iluminación, ascensores…
-Fichas técnicas y manuales de equipos.
-Inventario de equipos.
-Otros datos de interés para la auditoría.
En esta fase, el auditor establecerá un plan de trabajo lo más completo posible, programando las actuaciones a realizar y acordando las visitas y campaña de mediciones con la empresa u organización.
Esta fase comprende de las siguientes actuaciones:
Uno de los trabajos más importantes a llevar a cabo en una auditoría energética, es la realización de un inventario de los equipos consumidores de energía utilizados en la actividad cotidiana, junto a sus parámetros energéticos.
Se evaluarán las instalaciones que afectan al uso energético de la organización, supervisando los siguientes puntos:
-Aspectos constructivos.
-Instalación eléctrica.
-Sistema de iluminación.
-Sistema de generación térmica.
-Equipos, motores y otros consumidores.
-Condiciones operativas.
La contabilidad energética de los consumos asociados a los horarios de uso de la instalación, se puede elaborar a través de un cuestionario de funcionamiento:
-Cuestionario por sistemas.
-Cuestionario por zonas.
Se podrá completar el inventario energético con entrevistas al personal de mantenimiento, reportaje fotográfico, observación de las prácticas energéticas y acciones de mantenimiento llevadas a cabo.
El nivel de detalle de la auditoría determinará la necesidad de realizar mediciones y la profundidad de las mismas.
Las mediciones pueden ser puntuales y continuas.
Los equipos empleados para esa toma de medidas, son:
-Analizador de redes.
-Multímetro, pinzas amperimétricas o watimétricas.
-Luxómetro.
-Termohigrómetro.
-Cámara termográfica.
-Analizador de gases.
-Caudalímetro y registrador de pulsos.
-Anemómetro.
Las mediciones deben llevarse a cabo cumpliendo los siguientes requisitos:
-Con el conocimiento y acuerdo previo del responsable del contrato y de la instalación.
-Empleando los aparatos y equipos de medida apropiados, homologados y calibrados.
-Con el personal técnico cualificado en la realización de las mediciones.
-Las medidas de garantía de seguridad para los usuarios de las instalaciones y mantenimiento de los equipos.
-Acatando la normativa de aplicación o según la guía técnica, en cada caso.
Con la documentación, los datos y las medidas recopiladas en la fase anterior, se realiza un análisis técnico de la situación energética de la instalación, calculando los balances de energía de los procesos -tanto por centro de utilización, como por proceso de producción-, de cara a detectar posibilidades de mejora y primeras recomendaciones de optimización.
Esta contabilidad energética tiene como propósito la asignación de consumo de energía en todas las secciones importantes, a fin de conseguir los objetivos de la auditoría energética.
La precisión de la contabilidad energética de diferentes equipos, sistemas, operaciones o cualquier otra visión, debe ser proporcional a la relevancia del consumo de dicha división y a las posibilidades de ahorro mediante la implantación de medidas.
Una vez caracterizada energéticamente la instalación e identificados los consumos energéticos significativos, se procede a determinar las medidas de actuación para mejorar la eficiencia energética de la instalación.
Las medidas de ahorro pueden clasificarse según distintos criterios:
-Según afecten a las condiciones contractuales de los suministros de energía.
-Según el tipo de acción a tomar.
-Según el centro de consumo al que afecten.
Las propuestas de mejora deben analizar en su desarrollo los siguientes aspectos.
-Situación actual.
-Descripción de las medidas de eficiencia aconsejadas.
-Situación futura.
-Ahorro energético previsto.
-Ahorro económico previsto.
-Inversión y periodo de amortización.
-Emisiones evitadas.
Asimismo, pueden recomendarse en el informe buenas prácticas o medidas encaminadas a un cambio en los hábitos de uso de las instalaciones, con inversión
reducida o nula.
Esta fase consiste en la elaboración de un informe que contenga de forma clara toda la información obtenida a lo largo del estudio.
Dicho informe, deberá contener los siguientes puntos:
-Introducción.
-Objeto de la auditoría.
-Normativa.
-Metodología.
-Datos generales.
-Datos energéticos.
-Mediciones realizadas.
-Consumo anual y distribución de consumos de energía.
-Propuestas de ahorro.
-Resumen final y propuestas de actuación.